La ermita se encuentra en lo alto de una colina, rodeada de naturaleza exuberante y vistas impresionantes del paisaje circundante. La leyenda cuenta que hace muchos siglos, un pastor de la zona encontró una imagen de Santa Ana en el lugar donde ahora se erige la ermita. El pastor, sorprendido por el hallazgo, decidió construir un pequeño santuario en honor a la santa.
Con el tiempo, la ermita se convirtió en un lugar de peregrinación para los habitantes del pueblo y de los alrededores, quienes acudían en busca de protección, sanación y bendiciones