En las encantadoras calles de Tarazona, provincia de Zaragoza, se contaba la historia de un personaje singular conocido como «El Encantador de Gatos». Se decía que este misterioso individuo tenía el don especial de comunicarse con los gatos y entender sus pensamientos y deseos como ningún otro humano podía hacerlo.

La leyenda cuenta que el Encantador de Gatos era un anciano amable y sabio que vivía en una pequeña casa cerca del río Queiles. Su reputación se extendía por todo el pueblo, y la gente acudía a él en busca de consejo y ayuda cuando sus gatos estaban enfermos o perdidos.

Un día, una joven llamada Marta llegó a la casa del Encantador de Gatos con su gato,» Pícaro», que había caído gravemente enfermo y no respondía a ningún tratamiento convencional. Desesperada por salvar a su amigo peludo, Marta suplicó al Encantador que ayudara a «Pícaro» a recuperarse.

El Encantador de Gatos examinó a» Pícaro» con cuidado y luego cerró los ojos en concentración, sumergiéndose en un estado de trance. Durante lo que pareció una eternidad, permaneció en silencio, comunicándose en susurros con el alma de Pícaro y buscando la respuesta a su mal.

Finalmente, el Encantador de Gatos abrió los ojos y sonrió con satisfacción. Había descubierto la causa de la enfermedad de Pícaro y sabía cómo curarlo. Con hierbas y pociones mágicas, trató a Pícaro durante varios días, hasta que el gato finalmente recuperó su salud y su vitalidad.

Marta estaba eternamente agradecida con el Encantador de Gatos por salvar a su querido Pícaro, y no tardó en correr la voz sobre sus habilidades milagrosas. Desde entonces, el Encantador de Gatos se convirtió en una figura legendaria en Tarazona, venerado por todos los amantes de los gatos y considerado como un protector de los felinos del pueblo.

Y así, la leyenda del Encantador de Gatos de

Tarazona se convirtió en una historia curiosa y entrañable  que nos recuerda el vínculo entre personas y animales.