En los Pirineos aragoneses, en la pequeña localidad de Villanúa, próxima a Jaca provincia de Huesca, se guarda una misteriosa leyenda. La historia cuenta que, un grupo de mujeres con conocimientos ancestrales, se reunían en una cueva de difícil acceso donde practicaban sus rituales y ceremonias bajo la luz de la luna llena. Sin embargo, la llegada de la Inquisición cambió todo. Las brujas fueron perseguidas y acusadas de practicar magia negra y herejía. Una noche, los inquisidores descubrieron la ubicación de la cueva y se dirigieron allí con antorchas y armas, dispuestos a capturar a las mujeres. Cuenta la leyenda que, antes de ser capturadas, las brujas lanzaron un poderoso hechizo sobre la cueva, sellándola con una maldición para que ningún mortal pudiera desvelar sus secretos. Desde entonces, se dice que la cueva está protegida por fuerzas invisibles y que aquellos que se aventuran demasiado cerca pueden sentir una presencia inquietante y escuchar susurros en el viento